El óxido es un signo de corrosión que evidencia el paso del tiempo y la acción del agua (por la humedad y el vapor) sobre los objetos metálicos.
Como consecuencia el metal se corroe y se desprende en el agua, y al salpicar cuando nos bañamos, por ejemplo, da esa coloración naranja parduzca que tiñe y genera esa apariencia antiestética, añosa y descuidada que nadie desea tener en ningún lugar de su casa.